En fotos: los héroes anónimos que lucharon contra el fuego en Galicia
Cientos de voluntarios se acercaron con cubos de agua, ramas de árboles, batefuegos o desbrozadoras en una especie de caos organizado
Cientos de voluntarios se acercaron con cubos de agua, ramas de árboles, batefuegos o desbrozadoras en una especie de caos organizado
‘Jacki’, la verdadera historia de una gran foto
Cuando las llamas de 30 metros de altura, como él nunca había visto, engulleron el paisaje de su vida en el monte de Fragoselo (barrio de Coruxo, Vigo), se lanzó a recorrer el escenario humeante, todavía incandescente bajo la ceniza, y según algunos de sus vecinos pasó un par de días llevando a cabo una extraña actividad que dejó perplejos a todos. Jacki iba y venía sin descanso, con determinación, recogiendo cadáveres de animales carbonizados que luego enterraba en un campo aledaño a la iglesia. Supuestamente no lo hacía por ningún instinto religioso o sobrenatural, sino porque todo Fragoselo había ardido y aquella parcela junto al templo había quedado milagrosamente intacta. El can rubio y blanco buscaba tierra, y no cenizas, para sepultar los cuerpecitos abrasados.
El pequeño Jacki acabó convirtiéndose para el mundo en hembra y madre, y lo que transportaba en su boca bajando el camino de la antigua escuela de Chandebrito, que obviamente no era un madero quemado como podría parecer a los incrédulos, semejaba el cadáver de un animal, posiblemente un cachorro de perro que terminó transformándose a ojos de casi todos en "su" cachorro.
El pequeño Jacki acabó convirtiéndose para el mundo en hembra y madre, y lo que transportaba en su boca bajando el camino de la antigua escuela de Chandebrito, que obviamente no era un madero quemado como podría parecer a los incrédulos, semejaba el cadáver de un animal, posiblemente un cachorro de perro que terminó transformándose a ojos de casi todos en "su" cachorro.